jueves, 20 de agosto de 2015

VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA, CUEVA HUAGAPO

Todos hemos visto alguna película donde los protagonistas viajan al centro de la tierra, descubren un nuevo lugar y hacen un recorrido que otras personas no han hecho.


Creímos que a primera instancia hacer un viaje así era definitivamente inaccesible, hasta que no lo fue. Viajar y sentir que te estás adentrando a las profundidades de la tierra - un lugar no recorrido antes, lleno de agua, donde sólo te acompaña la voz de un guía y tu fiel amigo la linterna frontal - es una experiencia completamente distinta a lo que puedas haber vivido antes.

Viaje al centro de la tierra


El recorrido inicia a la 1 am, todos súper entusiasmados por saber cómo será el recorrido partimos con una mochila de mano y las ganas de vivir desde ese instante la aventura.

Como viajamos de noche, no podemos disfrutar mucho del camino. Así que pasamos Ticlio durmiendo. A las 6 am sale el sol e ilumina todo el auto donde estamos viajando, y es que ver cómo sale el sol entre las montañas es realmente hermoso. La primera parada es en el mercado de Tarma, donde tenemos - literalmente - una variedad de desayunos. Puedes elegir entre una sopa verde - riquísima de 7 hierbas de la zona - como también una taza de café y un pan llamado "cachanga". 

Luego de tomar desayuno, seguimos camino a la gruta de Huagapo, donde nos espera la aventura.


El camino al comienzo es asfaltado, pero conforme nos vamos acercando a nuestro destino vamos notando el cambio del paisaje. Todo nuestro alrededor es de color verde, cielo despejado y un río que nos acompaña de lado.

Llegamos, y el sol nos sigue acompañando - tomaremos mucho sol porque luego estaremos dentro de la cueva por un tiempo de 4 horas, con agua que nos llega hasta el pecho, sin luz del sol y esperando llegar al punto más profundo de la cueva - empezamos a ponerlos los equipos necesarios para poder entrar e iniciamos la aventura.

Tenemos que subir hasta llegar la entrada de la gruta, y ahí empieza la aventura. Llevamos puesto un traje Wetsuit – para evitar que el agua toque directamente nuestra piel – una linterna frontal – porque dentro de la cueva no hay un solo rayo de luz – medias, botines, guantes y sobre todo una cámara acuática para documentar cada paso durante todo el recorrido.

Entramos y primero debemos subir una pared de aproximadamente 2 metros con ayuda del arnés de seguridad y unas cuerdas, para luego descender haciendo un poco de Rapel por una distancia de aproximadamente 6 metros – los 4 primeros metros son sencillos, ya que la pendiente es suave, pero los 2 metros restantes es una pared completamente vertical – allí ya sientes la emoción y adrenalina.

Cuando todo el equipo ya ha bajado, nos damos cuenta que estamos con el agua que nos cubre hasta las rodillas, mientras algunos empiezan a evitar mojarse o que el agua entre por las botas, otros nos damos cuenta que es completamente inútil, todo el camino es así.


Seguimos avanzando y pasamos por una especie de catarata, es una formación de estalactitas de donde escurre el agua – super divertido pasar por allí - seguimos caminando y siempre se escucha a alguien que dice ¡cuidado escalón! ¡Cuidado desnivel! ¡Escalón de nuevo!, ¡Agáchense! – ¿Agáchense?, Si, en una zona tuvimos que caminar casi gateando, o en cunclillas porque el techo de la cueva era mucho más baja de lo que pensamos – Esas eran algunas indicaciones que daba el guía, para luego pasar la información al siguiente y al siguiente. ¡Es un completo trabajo en equipo!

Nadie se puede quedar atrás, todos debemos adecuarnos al ritmo de los demás, si vas muy rápido deberás bajar la velocidad, y si vas muy lento, deberás acelerar.

Podrás ver de todo, desde formaciones de estalactitas hasta unas pequeñas lagunas que estarán sobre ti - para llegar a este punto debes escalar un poco.


Tomar una fotografía bajo el agua helada era un reto, y  ... ¡Reto cumplido! - claro que luego ya no sentía mi pobre mano que salió roja o hasta morada de las bajas temperaturas.


El fin del recorrido fue cuando estuvimos a una profundidad de ¡1800 metros! No podíamos avanzar más porque de hecho hay un sifón donde sólo se puede ingresar con equipo de buceo. Y por otro lado, ya estábamos sintiendo mucho más frío – dentro de la cueva se llega a una temperatura mínima donde puedes ver hasta tu aliento cada vez que te cansabas.

Era tiempo de regresar, así que por decisión unánime aceleramos el paso – era eso o  congelarnos – y empezamos a salir. ¡Escalón! ¡Desnivel! ¡Sujétense de las rocas! El nivel del agua había ascendido un poco, por lo que había zonas donde el agua nos llegaba al pecho y teníamos que sujetarnos o prepararnos para sumergirnos hasta la cabeza.

Seguimos saliendo, y a lo lejos vimos una pequeña luz y sabíamos que estábamos cerca de la salida, así que aceleramos el paso.

Cuando salimos de la cueva – con mucho frío – lo primero que hicimos fue echarnos en el césped y tomar sol para entrar en calor. Luego de 10 minutos así, bajamos para poder cambiarnos y almorzar una rica trucha.


Siendo las 4 pm salimos retorno a Lima con una gran experiencia en nuestra memoria y obviamente, también en las fotografías. 

¡Nos vemos en la siguiente aventura!

Un abrazo mochilero,

Brenda Oq.