Todos hemos visto alguna película donde los protagonistas viajan
al centro de la tierra, descubren un nuevo lugar y hacen un recorrido que otras
personas no han hecho.
Creímos que a primera instancia hacer un viaje así era
definitivamente inaccesible, hasta que no lo fue. Viajar y sentir que te estás
adentrando a las profundidades de la tierra - un lugar no recorrido antes,
lleno de agua, donde sólo te acompaña la voz de un guía y tu fiel amigo la
linterna frontal - es una experiencia completamente distinta a lo que puedas
haber vivido antes.
El recorrido inicia a la 1 am, todos súper entusiasmados por saber cómo será el
recorrido partimos con una mochila de mano y las ganas de vivir desde ese
instante la aventura.
Como viajamos de noche, no podemos disfrutar mucho del camino. Así que pasamos
Ticlio durmiendo. A las 6 am sale el sol e ilumina todo el auto donde estamos
viajando, y es que ver cómo sale el sol entre las montañas es realmente
hermoso. La primera parada es en el mercado de Tarma, donde tenemos -
literalmente - una variedad de desayunos. Puedes elegir entre una sopa verde - riquísima
de 7 hierbas de la zona - como también una taza de café y un pan llamado
"cachanga".
Luego de tomar desayuno, seguimos camino a la gruta de Huagapo, donde nos
espera la aventura.
El camino al comienzo es asfaltado, pero conforme nos vamos
acercando a nuestro destino vamos notando el cambio del paisaje. Todo nuestro
alrededor es de color verde, cielo despejado y un río que nos acompaña de lado.
Llegamos, y el sol nos sigue acompañando - tomaremos mucho sol
porque luego estaremos dentro de la cueva por un tiempo de 4 horas, con agua
que nos llega hasta el pecho, sin luz del sol y esperando llegar al punto más
profundo de la cueva - empezamos a ponerlos los equipos necesarios para poder
entrar e iniciamos la aventura.
Tenemos que subir hasta llegar la entrada de la gruta, y ahí
empieza la aventura. Llevamos puesto un traje Wetsuit – para evitar que el agua
toque directamente nuestra piel – una linterna frontal – porque dentro de la
cueva no hay un solo rayo de luz – medias, botines, guantes y sobre todo una
cámara acuática para documentar cada paso durante todo el recorrido.
Entramos y primero debemos subir una pared de aproximadamente 2
metros con ayuda del arnés de seguridad y unas cuerdas, para luego descender
haciendo un poco de Rapel por una distancia de aproximadamente 6 metros – los 4
primeros metros son sencillos, ya que la pendiente es suave, pero los 2 metros
restantes es una pared completamente vertical – allí ya sientes la emoción y
adrenalina.
Cuando todo el equipo ya ha bajado, nos damos cuenta que estamos
con el agua que nos cubre hasta las rodillas, mientras algunos empiezan a
evitar mojarse o que el agua entre por las botas, otros nos damos cuenta que es
completamente inútil, todo el camino es así.
Seguimos avanzando y pasamos por una especie de catarata, es una
formación de estalactitas de donde escurre el agua – super divertido pasar por
allí - seguimos caminando y siempre se
escucha a alguien que dice ¡cuidado escalón! ¡Cuidado desnivel! ¡Escalón de
nuevo!, ¡Agáchense! – ¿Agáchense?, Si, en una zona tuvimos que caminar casi
gateando, o en cunclillas porque el techo de la cueva era mucho más baja de lo
que pensamos – Esas eran algunas indicaciones que daba el guía, para luego
pasar la información al siguiente y al siguiente. ¡Es un completo trabajo en
equipo!
Nadie se puede quedar atrás, todos debemos adecuarnos al ritmo de
los demás, si vas muy rápido deberás bajar la velocidad, y si vas muy lento,
deberás acelerar.
Podrás ver de todo, desde formaciones de estalactitas hasta unas pequeñas lagunas que estarán sobre ti - para llegar a este punto debes escalar un poco.
Tomar una fotografía bajo el agua helada era un reto, y ... ¡Reto cumplido! - claro que luego ya no sentía mi pobre mano que salió roja o hasta morada de las bajas temperaturas.
El fin del recorrido fue cuando estuvimos a una profundidad de
¡1800 metros! No podíamos avanzar más porque de hecho hay un sifón donde sólo
se puede ingresar con equipo de buceo. Y por otro lado, ya estábamos sintiendo
mucho más frío – dentro de la cueva se llega a una temperatura mínima donde
puedes ver hasta tu aliento cada vez que te cansabas.
Era tiempo de regresar, así que por decisión unánime aceleramos el
paso – era eso o congelarnos – y
empezamos a salir. ¡Escalón! ¡Desnivel! ¡Sujétense de las rocas! El nivel del
agua había ascendido un poco, por lo que había zonas donde el agua nos llegaba
al pecho y teníamos que sujetarnos o prepararnos para sumergirnos hasta la
cabeza.
Seguimos saliendo, y a lo lejos vimos una pequeña luz y sabíamos
que estábamos cerca de la salida, así que aceleramos el paso.
Cuando salimos de la cueva – con mucho frío – lo primero que
hicimos fue echarnos en el césped y tomar sol para entrar en calor. Luego de 10
minutos así, bajamos para poder cambiarnos y almorzar una rica trucha.
Siendo las 4 pm salimos retorno a Lima con una gran experiencia en
nuestra memoria y obviamente, también en las fotografías.
¡Nos vemos en la siguiente aventura!
Un abrazo mochilero,
Brenda Oq.
¡Nos vemos en la siguiente aventura!
Un abrazo mochilero,
Brenda Oq.